ONU MUjeres apoya a mujeres que quieren dejar de practicar la mutilación a niñas
Naciones Unidas.- Durante 35 años, Yatta Fahnbulleh fue la propietaria de una "escuela del bosque" (donde las niñas se sometían a una serie de rituales, incluida la mutilación genital, para iniciarlas en la edad adulta) en Tienni, una comunidad del condado de Grand Cape Mount, en el noroeste de Liberia.
Yatta es una de las muchas mujeres que querían parar de mutilar niñas, pero no encontraban una manera alternativa para ganarse un sustento.
Ahora es proveedora de comidas, gracias a la capacitación que recibió junto con otras 300 mujeres a través de la Iniciativa Spotlight de la Unión Europea y la ONU, que han sido preparadas para obtener ingresos de fuentes alternativas, como la agricultura sostenible, la fabricación de jabón o la confección de ropa, explica ONU Mujeres en un comunicado.
El programa es una de las muchas maneras en que ONU Mujeres y sus socios están colaborando con líderes comunitarios para cambiar las normas que dan lugar a prácticas tan nocivas como la mutilación genital. Continuar este trabajo es más importante que nunca, ya que la pandemia de COVID-19 ha terminado con muchos puestos de trabajo dejando a mucha gente sin ingresos, aumentando el riesgo de retroceder en la igualdad de género.
La mutilación genital femenina implica la "eliminación parcial o total de los genitales externos femeninos u otras lesiones de los órganos genitales femeninos por razones no médicas", y normalmente se lleva a cabo entre la infancia y los 15 años. No tiene beneficio alguno para la salud, pero las consecuencias inmediatas y a largo plazo son numerosas: infecciones y cicatrices anormales, dolor, o incluso la muerte.
La pandemia pone a más niñas en riesgo
En comparación con hace tres décadas, hoy en día las niñas tienen un tercio menos de probabilidades de ser mutiladas, pero la pandemia de COVID-19 parece estar impulsando el aumento de la práctica. No sólo está limitando el crucial trabajo de la prevención, sino que muchas mutiladoras tradicionales que necesitan urgentemente un ingreso durante la crisis económica han vuelto a dedicarse a esta práctica, acercándose a las familias directamente, puerta por puerta, en busca de trabajo. Si no se toman medidas nada, en 2030 podríamos ver hasta dos millones de niñas mutiladas que de otra manera pudieran haberse evitado.
Los datos de y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) muestran que la crisis provocada por la pandemia empujará a 96 millones de personas a la pobreza extrema para 2021, algo que puede llevar a que la mutilación y el matrimonio infantil se utilicen como mecanismos de supervivencia.
Las niñas de los grupos más marginados corren un riesgo aún mayor. El cierre de escuelas durante la pandemia ofrece mayores oportunidades para que se practique la mutilación genital femenina en el hogar, lo que sólo aumenta el riesgo de complicaciones de salud. Como la crisis pone a 11 millones de niñas en riesgo de no volver nunca a la escuela, las futuras generaciones de mujeres sin educación tienen más probabilidades de apoyar la continuación de la práctica.
En el Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina, que se celebra el 6 de febrero, ONU Mujeres pide que se financien las medidas que se ha demostrado que funcionan, apoyando a las organizaciones de mujeres para que los apliquen. Además, instan a apoyar los servicios sanitarios y sociales para las sobrevivientes de la mutilación y a escuchar las voces de las adolescentes y las jóvenes, para hacer posible que decidan lo que sucede con sus propias vidas y sus cuerpos.
Historias como la de Yatta subrayan cuánto es posible lograr cuando se cuenta con el apoyo y la voluntad necesarias, y cuán importante es para las vidas de millones de niñas en las generaciones actuales y futuras crecer como mujeres jóvenes sanas y educadas.
El COVID-19 ha demostrado que no se pueden dar por descontados los éxitos en torno a esta cuestión. En el próximo Foro de la Generación Igualdad de , la convocatoria más importante para la inversión y la implantación de la igualdad de género en un cuarto de siglo, la organización propondrá “una acción conjunta para poner fin a la MGF y a todas las formas de violencia contra las mujeres y las niñas”.
Lee aquí las historias de cinco sobrevivientes y activistas.