De acuerdo con la ENIGH en México, seis de cada 10 personas que no tienen educación son mujeres
Por Gabriela Martínez Morales, Rectora Institucional de UNITEC
Monterrey, México, Agencia de Noticias 3er Sector, Opinión Invitada.- Todas las personas tenemos derecho a una preparación académica de calidad que nos ayude a superar las desigualdades y nos asegure un desarrollo sostenible. Sin embargo, el género femenino enfrenta un panorama distinto en materia de educación y respecto a las oportunidades que permitan mejorar su calidad de vida.
Un ejemplo de ello es la tasa de alfabetización de las mujeres mayores de 15 años a nivel mundial, que se situó en 84%, en 2020, frente a 90% de los hombres de la misma edad. En México, seis de cada 10 personas que no tienen educación son mujeres, de acuerdo a la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH).
Este problema es una alerta social que sigue vigente e impacta fuertemente en su evolución personal y profesional, ya que impide desarrollar sus fortalezas y limita sus oportunidades laborales a futuro.
Otra brecha amplia que enfrenta el género femenino es en la percepción salarial en las áreas STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, por sus siglas en inglés).
En Estados Unidos, las mujeres afroamericanas e hispanas que laboran en los campos de ciencia y tecnología ganan alrededor de 20 mil dólares menos por año que el promedio de los trabajos en los campos mencionados y, aproximadamente, 33 mil dólares menos que sus colegas hombres blancos.
En el caso de México, la participación laboral de las mujeres fue tan solo de 45% en 2019, comparado con 77% para los hombres, una brecha de 32 puntos porcentuales.
Sin duda, estas cifras evidencian problemáticas que las afectan, pero también muestran su fortaleza, liderazgo, creatividad y capacidad de adaptación, habilidades que les generan bienestar, así como a quienes las rodean.
Beneficiar a la sociedad con una visión sustentable
Cuando las mujeres forman parte de acciones en favor del planeta gracias a la educación inclusiva no solo su perspectiva personal y profesional cambia, sino también aportan beneficios significativos a la sociedad y sus comunidades. Algunas de estas ventajas incluyen:
Equidad de género. La presencia de las líderes en programas de sustentabilidad permite visibilizar y promover un terreno parejo entre hombres y mujeres en el entorno ambiental y de desarrollo sustentable, lo que rompe estereotipos de género y fomenta su intervención activa en estos espacios.
Fomento del liderazgo femenino. Las mujeres que encabezan programas de sustentabilidad se convierten en modelos a seguir e inspiran a otras y a las generaciones más jóvenes a participar en actividades relacionadas con la sustentabilidad y a aspirar a roles de liderazgo en esta materia.
Enfoque en temas relevantes. Ellas suelen tener una mayor sensibilidad hacia los desafíos que enfrentan otras mujeres en relación con lo sostenible, como la seguridad alimentaria, el acceso a agua potable, la gestión de residuos y el cambio climático, lo que garantiza que estos temas sean abordados de manera más efectiva.
Soluciones innovadoras y creativas. El género femenino aporta destrezas y visiones novedosas para abordar problemas de sustentabilidad, lo que puede conducir a soluciones más efectivas a largo plazo.
Bienestar comunitario. Los programas sustentables liderados por mujeres suelen enfocarse en el bienestar de las personas y en mejorar su calidad de vida, lo que daría paso a servicios básicos, generación de empleo y fortalecimiento de la cohesión social.
Consideraciones de estrategias inclusivas
A través de la educación inclusiva, niñas y mujeres pueden gozar de una preparación de calidad que las empodere para que se conviertan en agentes de cambio en la construcción de un futuro sostenible y equitativo.
Entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), uno habla acerca de garantizarles acceso a la educación con la intención de encaminarlas hacia una vida más saludable y sustentable; bajo este argumento surgen programas educativos diseñados específicamente para desarrollar sus habilidades prácticas y competencias relevantes.
Estas estrategias van desde la alfabetización ambiental, hasta la gestión de recursos naturales y el liderazgo comunitario.
Una muestra de ello es STEM for HER, proyecto centrado en promover la participación del género femenino en ciencia y tecnología por medio de becas, mentoría y programas de formación profesional; este programa crea oportunidades para que niñas y mujeres adquieran aptitudes prácticas en programación, robótica, ingeniería ambiental y ciencia de datos.
Por otra parte, un proyecto de la Secretaría del Medio Ambiente (Sedema) y Semujeres es Mujeres por el Clima, que busca empoderar a las mexicanas en liderar acciones de mitigación y adaptación al cambio climático en sus comunidades. Ofrece capacitación, mentoría y recursos educativos acerca de energías renovables, agricultura sostenible, gestión del agua y resiliencia climática.
En la Universidad Tecnológica de México (UNITEC) sabemos que la instrucción académica que niñas y mujeres reciben es crucial, porque además de aportar a la igualdad de género, abordar problemas relevantes para ellas y fomentar el liderazgo femenino, resulta fundamental en el combate a la pobreza, la mejora de su salud y bienestar, las aportaciones a sus comunidades y cuidado al medioambiente.