WASHINGTON (AP).- El presidente Donald Trump anunció el jueves que Estados Unidos se retira del histórico pacto climático de París, lo que asesta un duro golpe a los esfuerzos en el planeta para combatir el calentamiento global y aleja al país de sus aliados más cercanos.
Al explicar su decisión como "una reafirmación de la soberanía estadounidense", Trump dijo que fue "electo para representar a los ciudadanos de Pittsburgh, no a los de París".
El mandatario señaló que Estados Unidos trataría de reincorporarse al pacto bajo condiciones más favorables o procuraría establecer “una negociación completamente nueva”.
Pero agregó que la renegociación difícilmente es una prioridad, y señaló que "si podemos, grandioso. Si no podemos, está bien".
Los científicos dicen que es probable que la Tierra alcance más pronto niveles más peligrosos de calentamiento como resultado de la decisión del presidente debido a que Estados Unidos contribuye tanto al aumento de las temperaturas. Los cálculos indican que el retiro de Washington del pacto podría resultar en hasta 3.000 millones de toneladas adicionales anuales de dióxido de carbono en el aire, suficientes para derretir las capas de hielo más rápido, aumentar el nivel del mar y detonar condiciones climáticas más extremas.
Al abandonar el principal esfuerzo a nivel mundial para desacelerar la oleada de calentamiento planetario, Trump cumple así una de sus principales promesas de campaña después de generar suspenso respecto a su decisión.
La Casa Blanca informó que seguiría el largo proceso de salida descrito en el acuerdo. Eso significa que Estados Unidos permanecería en el pacto, al menos formalmente, durante otros tres años y medio, lo que garantiza que el tema siga vigente en la próxima elección presidencial.
Sin embargo, Trump declaró, haciendo énfasis en cada palabra: "A partir de hoy, Estados Unidos suspenderá toda implementación del acuerdo no vinculante de París".
El mandatario rompe así con muchos de los aliados más leales de Estados Unidos, que han manifestado su alarma respecto a la decisión. Varios de sus principales aliados también se opusieron a la medida, entre ellos su hija Ivanka Trump.
Bajo el gobierno del expresidente Barack Obama, Washington había accedido a reducir para 2025 las emisiones en más de un 25% de los niveles de 2005, aproximadamente 1.600 millones de toneladas. Pero los objetivos a nivel nacional son voluntarios, lo que deja margen de maniobra para que Estados Unidos y los cerca de 200 países más que estén en el acuerdo modifiquen sus compromisos.
En una inusual declaración sobre las políticas de su sucesor, Obama dijo que "incluso en ausencia del liderato estadounidense; incluso mientras este gobierno se suma a un pequeño puñado de naciones que rechazan el futuro, confío en que nuestros estados, ciudades y negocios darán un paso al frente y harán aún más para encabezar el camino, y ayudar a proteger para las generaciones futuras el único planeta que tenemos".
La Casa Blanca anunció que Trump habló con los mandatarios de Alemania, Francia, Canadá y Gran Bretaña el jueves para explicarles su decisión y asegurarles que Estados Unidos está comprometido con la alianza transatlántica y con los "sólidos esfuerzos para proteger el medio ambiente".
En Estados Unidos, la Conferencia de Alcaldes estadounidenses se opuso rotundamente a la decisión y señaló que los alcaldes del país mantendrán los esfuerzos para reducir las emisiones de los llamados gases invernadero a los que se responsabiliza del calentamiento global.
En respuesta al hecho de que Trump mencionara su ciudad, el alcalde de Pittsburgh, Bill Peduto, catalogó a la decisión como "desastrosa para nuestro planeta, para ciudades como Pittsburgh", y un paso que "ha debilitado a Estados Unidos y ha hecho al mundo menos seguro".
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Los periodistas de The Associated Press Ken Thomas, Erica Werner, Vivian Salama, Julie Pace, Michael Biesecker, Seth Borenstein y Darlene Superville en Washington contribuyeron a este despacho.
