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Problemas emocionales: factor de deserción en preparatorias

Inclusión Social
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Jóvenes requieren habilidades en ciencia y tecnología.

Por Blanca Medina Viezca y Luis David Rodríguez

Monterrey, México, UANL.- En México, cada año más de 600 mil jóvenes dejan los estudios en el nivel medio superior. Aunque la presión económica es el principal factor de abandono, la Subsecretaría de Educación Media Superior de la Secretaria de Educación Pública, Sylvia Ortega Salazar señaló que las adversidades académicas y emocionales impactan en la formación de los estudiantes.

 

"Nos señalan cosas como: reprobé cinco materias y ya no me puede inscribir, la maestra me puso mala cara, no voy a poder con matemáticas, me van a volver a reprobar y ya no estoy dispuesto, el inglés no se me da entonces no voy a perder mi tiempo.

"Esos son los factores que hacen a una persona con muy baja autoestima y bajo sentido de autoeficacia. Hay factores emocionales detrás de esa mala decisión de irse de la escuela", aseguró la subsecretaria de la SEP durante su conferencia "Proyecto educativo para el nivel medio superior en México".

En los últimos 20 años la oportunidad de ingresar a la preparatoria se ha incrementado en más del doble. Mientras que en 1990 solo el 34 por ciento de los estudiantes tenían acceso a la educación media superior, al 2018 la cifra alcanzó el 84 por ciento de los jóvenes mexicanos de todos los niveles socioeconómicos.

Sin embargo, el abandono escolar y los problemas de exclusión de jóvenes en situación de pobreza, con discapacidad, indígenas y habitantes rurales son adversidades que enfrenta la educación en México.

"Si el jefe de familia no sabe leer y escribí, lo más probable es que ese estudiante no esté en la escuela. Si se habla lengua indígena lo más probable es que se salga de la escuela, no termine o no ingrese siquiera.

"En el periodo de edad de 15 a 17 años las personas tomamos decisiones muy importantes que marcan nuestra vida al futuro. Si dejaron de estudiar, primera tragedia”, enfatizó la funcionaria federal.

De acuerdo a estadísticas proporcionadas por la subsecretaria, durante el Foro "Trascender más allá del aula: el reto de la Universidad", organizado por la Universidad Autónoma de Nuevo León, el 22 por ciento de los jóvenes de 18 a 20 años de edad estudian en la universidad y trabajan. Un 18 por ciento solo trabaja después de terminar el bachillerato y el 12 por ciento está sin actividad.

En promedio, los jóvenes que trabajan tras concluir el bachillerato ganan de uno a dos salarios mínimos por mes. Los empleos que obtienen son en microempresas; apenas el tres por ciento del total consigue un empleo en grandes organizaciones.

"Quisiéramos que todos tuvieran un futuro, pero ¿un futuro universitario?, no necesariamente. Que tengan un futuro productivo, próspero, feliz.

“Si nos atenemos con seriedad al concepto del aprendizaje a lo largo de la vida habrá muchas entradas y salidas de estos jóvenes a los ambientes institucionales con una oferta flexible o dentro del propio mundo del trabajo para un desarrollo continuo; pero nada va a pasar si nosotros no intervenimos, es nuestro este tema, este problema y estos adolescentes”, puntualizó Ortega Salazar.

Jóvenes requieren habilidades en ciencia y tecnología

Para enfrentar los retos del siglo XXI, los jóvenes requieren mayores competencias en ciencias, matemáticas, tecnología e ingeniería, aseguró la Subsecretaria de Educación Media Superior de la Secretaria de Educación Pública, Sylvia Ortega Salazar.

La demanda de profesionales con habilidades digitales y capacidad de innovación, exige preparar a jóvenes que transformen su entorno.

"En el país tenemos una alta concentración de la oferta en el bachillerato general, eso en parte explica esta vocación por la abogacía, la contaduría, la administración. Si tenemos un acento en el bachillerato general no esperamos que el bachillerato tecnológico y profesional técnico atiendan una alta demanda justo en las disciplinas de las ingenierías.

"Se necesitan habilidades y competencias que el bachillerato general debe reforzar. El siglo cambio y exige otro modelo de aprendizaje que responda al tipo de opciones que los estudiantes tienen para responder al siglo XXI”, aseguró la subsecretaria.

Sylvia Ortega precisó que los jóvenes también requieren reforzar sus valores, desarrollo crítico; en tanto, las escuelas necesitan adoptar un currículo flexible y diferenciado, contextualizado y adaptable a las necesidades de los estudiantes, con pedagogías de inclusión y motivación, así como acompañamiento a través de tutorías.

“Que el estudiante no sea solo un consumidor si o un ciudadano, un nuevo ciudadano; inevitablemente tendrá que trabajar y no es que esté formado para el empleo, pero que sea competente si va a un empleo o capaz de emprender un negocio de calidad.

“Tenemos que ir en una dirección similar, pero acompañándonos desde los contextos de cada preparatoria. Sabemos que hacer, sabemos cómo combatir los problemas y sabemos que es una tarea de las escuelas todos los días, para todos los maestros y miembros de la comunidad, es un enorme reto”, puntualizó Sylvia Ortega Salazar.