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Las niñas y niños invisibles: la maternidad en las cárceles

Inclusión Social
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Llaman a ofrecer oportunidades para el deseable desarrollo de los niños

Monterrey, México (Agencia de Noticias 3er Sector).- Según Las niñas y niños invisibles en las cárceles de México del Centro de Estudios Constitucionales de la Suprema Corte, publicado en 2020, las niñas y niños pueden permanecer en la penitenciaría con sus madres hasta los 3 años de edad, y durante ese tiempo, se enfrentan a la reclusión y la carencia de medidas especiales que les permitan un sano esparcimiento, lo que los expone a dinámicas de violencia u otros problemas.

Por esto, la colaboración de las organizaciones y empresas con los sistemas penitenciarios puede ofrecer oportunidades para el deseable desarrollo de los niños, de manera que favorezcan que puedan estos niños puedan crecer, desarrollarse y adaptarse adecuadamente al entorno fuera de las cárceles.

De acuerdo con el Censo Nacional de Sistema Penitenciario Federal y Estatales 2021 realizado por INEGI, hay 11,724 mujeres privadas de la libertad en México, de las cuales el 86% son madres, incluyendo mujeres acompañadas por sus hijos en los centros penitenciarios. Por esto, los menores que acompañan a sus madres necesitan cuidados especiales para su bienestar y desarrollo físico y mental.  Actualmente hay 384 mujeres que tienen a sus hijos menores de seis años, con un total de 392 menores permaneciendo con sus madres privadas de la libertad, según el INEGI

La importancia de esta etapa recae en que más del 80% del cerebro de los bebés se desarrolla antes de los 3 años, por lo que las carencias nutricionales pueden causar retraso en el crecimiento y desarrollo mental, así como la exposición constante a la violencia puede causar problemas físicos, mentales y de conducta, según la UNICEF. Por esto, los primeros años de vida de las niñas y niños son la base para su futuro desarrollo.

Además, las mujeres con hijos cargan con el estigma social de que no son capaces de cumplir con su rol de madres, reflejado en la falta de visitas de sus familiares y parejas, así como en la delegación de responsabilidad de los hijos a la mujer, lo que dificulta todavía más que sus hijas e hijos tengan posibilidades para mejorar su cuidado.

La ayuda para las niñas y niños puede salir de la Organizaciones Sociales

Ante la naturaleza de este entorno, es necesaria la ayuda a las madres privadas de su libertad que están acompañadas con sus hijos, tanto para brindarles a sus niños un entorno digno y seguro dentro de las instalaciones penitenciarias, así como las herramientas necesarias para que se integren a la vida social en el futuro.

Un ejemplo de cómo lograr esto es lo que hace Reinserta, organización de la sociedad civil, la cual ha implementado modelos de entornos libres de violencia para niños como ludotecas y talleres, además de brindar atención psico-social para los menores que han estado expuestos a situaciones traumáticas.

Para lograr estas acciones, Reinserta ha establecido alianzas con otras organizaciones como la Fundación Pablo Landsmanas, con la que busca brindar una buena alimentación a los niños que están dentro de los centros penitenciarios.

La labor de estas organizaciones en las prisiones deja un impacto positivo en las hijas e hijos, así como en sus madres, logrando construir una relación estrecha con las autoridades de los centros de reinserción. Por esto, la difusión de esta problemática y el apoyo a estas organizaciones puede ser fundamental para seguir ayudando a que las niñas y los niños en esta situación se desarrollen y crezcan adecuadamente.