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UDEM realiza la  Semana de la Conciencia

Inclusión Social
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Madre de una exalumna del PISYE participó en una charla dentro del programa de la Semana de la Conciencia.

San Pedro Garza García, Nuevo León.- “En cualquier ambiente, se necesita sensibilidad para entender que a algunos les cuesta más trabajo hacer las cosas, necesitan supervisión, y que eso no los hace menos personas ni menos humanos”, afirmó  Luz María Floresparra de González, madre de una exalumna del Programa de Integración Social y Educativa (PISYE) de la Universidad de Monterrey.

“En el sistema educativo, se requiere más sensibilidad para que haya realmente una inclusión que se base en una ley que se lleve a cabo”, sostuvo después de una conferencia en  la UDEM, “porque creo que es más formativo y más enriquecedor para los muchachos regulares –como les llaman– o que no tienen una discapacidad tener cerca o poder convivir con alguien que tiene una discapacidad”.

Floresparra ofreció su “Testimonio de vida: ser madre de una persona con discapacidad intelectual”, dentro del programa de la Semana de la Conciencia, organizada por PISYE, el Departamento de Espiritualidad Universitaria para el Servicio (DEUS) y el grupo estudiantil Includ U, este mediodía en el lobby del Centro de la Comunidad Universitaria.

Su hija, Talía González Flores –egresada de PISYE y actualmente participante del Taller del Empleo de PISYE, en donde elaboran productos para venderlos en empresas y en el campus–, nació con el Síndrome Prader Willi.

Esta condición es la consecuencia de una alteración genética y se caracteriza por un retraso en el desarrollo psicomotor y una alteración en la producción de hormonas que le ocasiona obesidad y apetito excesivo.

“Es muy poco común (el síndrome); su problemática mayor es que ella no tiene un registro de la saciedad, siempre tiene hambre, no ansiedad y no antojo; va atrás en su lenguaje, es independiente en ciertas cosas y en algunas necesita apoyo”, explicó.

La conferencista invitó a los jóvenes a cumplir todos sus sueños, ya que tienen todo para hacerlo y la edad en la que saben cuáles son los peligros y los riesgos que viven todos los días, y está en ellos “hacer de su vida algo extraordinario y maravilloso o echarla a perder”.

Sobre la llegada de Talía a la UDEM, Floresparra señaló que “le cambió la vida y a nosotros también”, aunque después aclaró: “no le cambió la vida: le dio una vida, porque tiene amigos y eventos, ha viajado, han sucedido cosas que ni en sueños pensé que se dieran”.

Durante esta semana, se impartirán conferencias, una dinámica de integración de alumnos de PISYE, una clase pública, un panel con alumnos de este programa y un ensayo abierto de una obra de teatro.