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“Ya necesitaba una universidad”: alumna de PISYE

Inclusión Social
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San Pedro Garza García, Nuevo León.- Teresita Mejía Barrera se afanaba en sus estudios desde niña, en su natal Hermosillo, en Sonora, y cuando vino a Monterrey, a pasarse una temporada con su hermana, se enteró de que había una oportunidad –única en el país– de continuar su formación en una Universidad.

 

Teresita, la menor de tres hermanos, tiene ahora 22 años y cursa el séptimo semestre dentro del Programa de Integración Social y Educativa (PISYE) de la Universidad de Monterrey, en donde ha aprendido valores, se ha desenvuelto en actividades como el teatro, la danza y los deportes, ha viajado en grupo –sin la compañía de sus familiares– y es muy sociable y participativa en su hogar.

“Yo sentía que ya necesitaba una universidad, porque dije: ¿cómo va a ser posible que yo no pueda entrar a una universidad? Y fui buscando, pero no me aceptaron en ninguna escuela (…) mi cuñado conocía la UDEM y yo quería estudiar en una Universidad y le pregunté”, relató.

Como alumna es dedicada, ha participado en un Ensamble Musical junto con sus compañeros y ha viajado a Orlando, Florida, con el grupo de la UDEM, y a Aguascalientes para participar en un concurso de danza.

“Vengo (a la UDEM) con todos los ánimos del mundo y feliz por estar en este lugar”, expresó.

Teresita es integrante de este programa pionero en su género en México, que ofrece a los jóvenes con discapacidad intelectual una propuesta de desarrollo formativo y académico, en un ambiente de convivencia universitaria, incluyendo actividades propias del modelo de formación integral de la UDEM.

EL ACOMPAÑAMIENTO DE PISYE

María José Granados, coordinadora general de PISYE, destacó que el programa otorga un acompañamiento a los estudiantes del programa para desarrollar sus habilidades físicas, emocionales, afectivas, intelectuales, morales y sociales, con el fin de lograr una vida más independiente, y que forma parte de la vida universitaria.​​​​

Agregó que el proyecto surgió en la primavera de 1995, cuando un grupo de padres de familia que tenían hijos con necesidades especiales solicitaron al Programa de Servicios Educativos del Posgrado en Educación de la UDEM abrir un espacio académico y de desarrollo para estos jóvenes.

Desde entonces ha venido creciendo y fortaleciéndose cada año; actualmente, el programa de integración pertenece al Departamento de Educación de la División de Educación y Humanidades de la UDEM.

Entre sus líneas curriculares, PISYE cuenta con un área Académica-Cognitiva, que implica el desarrollo intelectual del alumno a través de diferentes clases diseñadas con base en un modelo psicopedagógico especial.

Incluye además un área de Formación e Integración Social, que son una serie de clases y actividades donde el alumno se interrelaciona con estudiantes de carreras profesionales, así como otra área de Inclusión Laboral, en la que se impulsa al alumno a formar parte de una microempresa, donde aprenderá a elaborar y comercializar diferentes productos.

Por último, el alumno tiene la opción de acceder a clases de actividades creativas, artísticas y deportivas, con equipos representativos, en las que también aprende a manejar sus emociones y conductas en grupos.

“Los alumnos toman un programa de liderazgo que tiene el Centro de Liderazgo Estudiantil (CELES), específicamente quienes están a punto de graduarse, tienen clases de inglés y viajes de verano, en donde los chicos tienen la oportunidad de poner en práctica lo que tiene que ver sus habilidades de la vida diaria”, explicó Granados.

Al término de sus estudios, de acuerdo al perfil del egresado, se empieza a buscar una oportunidad laboral externa.

“ELLA SABÍA QUE PODÍA SALIR ADELANTE”

Georgina Barrera Moreno, madre de Teresita, narró que su hija terminó la primaria, la secundaria y la preparatoria, siempre con apoyo.

“Se topó con muchos detalles que la dejaban ver a ella que era diferente a los demás, pero también ella sabía que podía salir adelante”, aclaró.

Después de sus logros educativos, requerían que ella continuara educándose y madurando.

“Nos hablaron del programa y vinimos a ver qué nos ofrecían, con tal suerte que sí, es un programa muy bonito, muy bien establecido, les ayuda muchísimo a ellos, a involucrarse con los demás alumnos y ver que ellos pueden salir adelante, que no nada más existen la casa, sus papás, que hay un mundo exterior y que tienen que enfrentarse con él”, indicó.

Barrera Moreno destacó que, al avanzar en sus estudios en PISYE, su hija comenzó a presentar cambios: “ella empezó a ser diferente, a tener conversación, a poderse relacionar con más personas y a no tenerles miedo, lo que nos sorprendió mucho, pues sí nos gustó que ella madurara”.

“Estamos contentos, haciendo sacrificio en la casa porque estamos lejos, pero por el bien de ella, aquí estamos”, enfatizó.

Para Teresita, PISYE enseña a sus alumnos a “ser muy buenas personas, sería el primer valor para los que estamos en la UDEM”; a ella le gusta ir a la escuela porque “ayuda a mucha gente a sentirse bien”, a sentirse segura, a tener clases integradas, a convivir con personas, ir a fiestas y al cine.

“Aquí te enseñan a expresarte en público cuando haces una obra, creo que es bueno para la gente que puede venir a expresarse, a convivir y platicar”, comentó.

También ha aprendido a tener una mayor independencia, aunque siempre tiene presente a su familia; por ejemplo, en sus viajes, la joven manifestó sentirse a gusto y que busca no preocupar a sus familiares: “que sepan que estoy bien, me comunico con ellos cuando tengo chance o cuando necesito saber si están bien; me preocupo mucho, porque a veces no sé de ellos”.

Cuando Teresita egrese de PISYE el próximo año, extrañará a sus maestros y compañeros de estudios: “me los voy a llevar aquí en el corazón, y creo que me voy a ir feliz de aquí, porque conocí a muchas personas y los voy a extrañar mucho”.