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A 17 años de una Convención muy mexicana que corre el riesgo de perder el terreno ganado

Opinión
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Contrario a lo esperado, los avances en la tecnología han hecho sonar varias alertas. En la ONU, por ejemplo, temen que lleve al retroceso de los logros para las personas con discapacidad.

Por Bárbara Anderson

Ciudad de México, Yo También.- Esta semana se llevó a cabo en Nueva York el 16vo período de sesiones de la Conferencia de Estados Partes de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. Siempre que puedo me encanta decir en conferencias o foros que este es un gran tratado de derechos humanos con cromosomas mexicanos porque su gran impulsor fue el activista Gilberto Rincón Gallardo, quien presentó esta propuesta en una “Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las formas conexas de intolerancia”.

En ese evento que se llevó a cabo en Durban en 2001, Rincón Gallardo plantó su bandera que hoy izan 186 países que la han ratificado en todo el mundo: “frente al hecho de que las personas con discapacidad constituyen uno de los pocos grupos vulnerables sin un instrumento internacional vinculante dentro de Naciones Unidas, México propone que esta Conferencia recomiende a la Asamblea General considerar la elaboración de una Convención Internacional para proteger los derechos de este importante sector de la población mundial”.

Hubo comisiones, acuerdos y trabajos directos dentro de la ONU para que finalmente la Asamblea General aprobara esta Convención en diciembre de 2006, en mayo de 2008 entró en vigor y pasó a la historia como el primer tratado internacional sobre los derechos de las personas con discapacidad (pcd).

"Lo logramos, lo logramos trabajando juntos los que aquí estamos y muchos, muchos más que se encuentran ahora en cada uno de los países que participaron, dijo ese día en un discurso inolvidable.

Cada país debía -incluido México- desterrar el concepto médico vinculado a la discapacidad para dar paso a una visión basada en derechos y comenzar a armonizar sus leyes con esta nueva mirada.

António Guterres, actual secretario general  de la ONU, dijo esta semana que “sin embargo, el progreso que logramos (con la Convención) está en riesgo de revertir porque las pcd a menudo son las primeras y peores afectadas” cuando llega una crisis y “en cada emergencia, desde desastres naturales hasta pandemias y conflictos armados, las pcd pierden la vida a tasas mucho más altas”, dijo. También nos recordó que los trabajadores con discapacidad, que ya sufren exclusión y marginación, suelen ser los primeros en perder su empleo y los últimos en ser recontratados y las mujeres y niñas con discapacidad son más propensas a sufrir violencia y abuso.

Desde hace unos años la propia ONU planteó predicar con el ejemplo y hoy 30 por ciento de su talento son pcd. Y, como en cada sesión de análisis anual, se presentan las propuestas de acción que deben llevarse a cabo en cada uno de los 186 países que tienen este tratado.

En esta ocasión los temas fueron: 1) accesibilidad digital para las pcd, 2) igualdad de acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva y 3) llegar a los grupos sub representados de pcd.

Curiosamente, como contamos esta semana en nuestro sitio, también se cumplieron 10 años de la Reforma en Telecomunicaciones, una ley que comenzó sin ninguna línea que hiciera referencia a la inclusión y la accesibilidad (¡ay, Gilberto!) y fue la chispa adecuada para que Katia D’Artigues me sumara al activismo civil y con la ayuda de la especialista del sector, Clara Luz Álvarez, lográramos lo impensable: un capítulo entero dedicado a los derechos de los usuarios con discapacidad. Un poco con sorna lo recordé como “el día que los legisladores descubrieron que las pcd usaban celulares y veían televisión”.

Ayer en las sesiones de la Asamblea se explicaba el enorme apoyo que ofrecen las tecnologías de la información (TIC) para que tengan ‘piso parejo’ (aprovechando los eslogans de moda) con el resto de la población.

Pero, al mismo tiempo, la falta de accesibilidad digital entraña el gran riesgo de dejar a las personas con discapacidad aún más atrás si las tecnologías, productos, contenidos y servicios digitales no se crean teniendo en cuenta los requisitos, principios y normas de la accesibilidad. Ese era el corazón de nuestro capítulo en la Reforma de hace 10 años.

Y en el documento 2023 de la ONU hace referencia al Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) como uno de los ejemplos a nivel mundial que “ideó y aplicó medidas para promover el acceso adecuado de las personas con discapacidad a los servicios de telecomunicaciones y las TIC y establecer las obligaciones de los proveedores de servicios de telecomunicaciones para que los usuarios con discapacidad accedan a dichos servicios en igualdad de condiciones con los demás”.

Lo que omite el reporte de la ONU es que esos lineamientos nunca tuvieron un plazo de ejecución ni una sanción a quienes no lo hicieran efectivamente.

El qué se redactó perfecto, el cuándo se lo quedamos a deber y los incentivos para que sí ocurran estos ajustes, también.

Hace 17 años, desde Nueva York, Gilberto Rincón Gallardo decía al mundo “nada de nosotros sin nosotros”. En su impronta dejó este mensaje, este resumen de un objetivo tan simple, tan claro y tan universal que es increíble que en nuestro país (y en la mayoría de los demás Estados involucrados en la Convención) hoy haya que volver a repetirlo, porque la propia ONU acepta que vamos de reversa en lo conseguido hasta la fecha.