Apostaron a una inmunidad comunitaria que nunca lograron
Por Reyes Ramiro Gamez Barboza
Monterrey, México (Agencia de Noticias 3er Sector).- Tal vez usted que me lee en su familia alguien estuvo enfermo de COVID-19, algunos pudieron recuperarse, otros no pudieron ganar la batalla a la enfermedad y fallecieron, pero siempre nos quedarán dudas si la estrategia de prevención implementada por la Subsecretaría de Prevención y Promoción de la Salud de la Secretaría de Salud fue la correcta o causaron un daño irreparable para miles de personas en México.
La doctora Lauire Ann Ximénez-Fyvie en su libro Un daño irreparable. La Criminal Gestión de la Pandemia en México (Planeta) nos muestra datos que nos permite ir analizando la estrategia implementada por el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell desde el primer caso confirmado de COVID-19 en el país, el cual fue el 27 de febrero del 2020
Ximénez-Fyvie señala que desde la ciencia siempre es posible implementar acciones que permitan controlar los contagios entre la población, que la tasa de mortandad sea baja, sin embargo en nuestro país las decisiones tomadas por las autoridades de Salud han dejado una realidad devastadora para los ciudadanos.
La también jefa del Laboratorio de Genética Molecular de la Facultad de Odontología de la UNAM, recuerda que la formación académica de López-Gatell hizo pensar que las decisiones que iba a tomar desde la dependencia a su cargo serían aquellas que tienen la finalidad de controlar la expansión de los contagios.
Sin embargo no fue así, ya que el subsecretario de Salud aún cuando ya había visto las estrategas fallidas en algunos países europeos que pensaron con la inmunidad comunitaria o también llamada “inmunidad de rebaño” iban a lograr proteger a la población, pero luego tuvieron que rectificar sobre esa estrategia, debido a que los contagios se incrementaron en pocos días, causando al final muchas muertes, pero en México el funcionario de Salud decide buscar la “inmunidad de rebaño”.
Esa estrategia implementada por López-Gatell es la que hizo que México nunca pudiera controlar la pandemia, ya que en los países de Europa que cambiaron sus estrategias les dio como resultado el poder evitar más contagios, además de tratar a tiempo a los pacientes.
Ximénez-Fyvie lamenta que en nuestro país el funcionario federal nunca ha querido aceptar su error de la estrategia implementada, ya que esa acción fue la nos hizo observar una acelerado crecimiento de la epidemia en la República Mexicana.
La autora enfatiza que las acciones que debieron implementarse eran la de hacer testeos masivos para detectar los casos positivos, rastrear los contactos de esos casos positivos, además en los casos de asintomáticos positivos era necesario implementar centros de aislamiento para que en ese lugar hicieran su cuarentena, ya que con eso se corta en gran medida la cadena de contagios.
Pero por desgracia en el país las autoridades no destinaron presupuesto para acciones así, por lo que hoy la población observamos como la ineficiente estrategia contra la pandemia llevó a México al primer lugar de letalidad entre las 20 naciones más afectadas por COVID-19.
Es necesario reflexionar sobre la metodología que han empleado en la Secretaría de Salud para informar sobre la cifras de casos de contagios y la mortalidad causada por el COVID-19, ya que los “ajustes” a las cifras han causado un enorme debate sobre el modelo de cálculo empleado por la dependencia, el cual nunca fue certero para la población.
También es importante hablar de la economía de las emociones, ya que al final no hablamos de números, sino de personas, de familias en las que hoy se vive un duelo por el fallecimiento de sus familiares, de personas que han quedado sin empleo al cerrarse sus fuentes de trabajo, de personas que hoy deben buscar apoyo para que su salud mental no se vea afectada, por eso es necesario crear redes de apoyo, las cuales por ahora han emergido entre los mismos ciudadanos y especialistas, pero desde el gobierno hay una ausencia, es necesario que planifiquen desde Salud un plan para dar acompañamiento a todas las personas.
Le confieso que al leer este libro me pude sentir muy identificado con muchas de las cuestiones que plantea la autora, ya que en enero de este año en mi familia enfermamos por COVID-19, mi madre falleció, mi padre, mi hermana y yo nos recuperamos, nos atendimos a tiempo, pero en el caso de mi madre el antecedente de otra enfermedad fue la que hizo perder la batalla. Hay que reconocer que en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) el personal médico hace lo mejor que puede con lo que tienen al alcance, pero en ocasiones si solicitan a los familiares de los pacientes el comprar medicamentos que se requieren para el tratamiento debido a que en la clínica no lo tienen.
Es necesario que en nuestro país se invierta más en salud, que nuestras autoridades dejen el discurso a un lado y den resultados, ya que hoy la pandemia nos demuestra las carencias que se viven en el sistema de salud pública, carencias que hacen que en ocasiones el personal médico tome decisiones drásticas de a qué persona se va atender en casos graves, nunca debería por falta de presupuesto ponerse en esos predicamentos a quienes estudiaron Medicina para salvar a todas las personas.