La depresión afecta entre un 15% a 25% de los pacientes con esta enfermedad
Con información de Elvia Ochoa Gaona
Ciudad de México (Agencia de Noticias 3er Sector).- De acuerdo con la American Cáncer Society, el diagnóstico afecta la salud emocional de los pacientes y las familias, provocando sentimientos comunes como: la ansiedad, angustia y depresión.
El 100% de los tratamientos actuales para el cáncer están enfocados en lograr los mejores resultados para los pacientes, mayor sobrevida y calidad de vida y en algunos casos la cura, sin embargo, esta enfermedad también tendrá un impacto en el tema emocional de los pacientes y familiares, quienes desde ese momento se enfrentarán a la experiencia de una enfermedad que cambia la vida.
¿El cáncer un sinónimo de muerte…emocional?, de acuerdo con la American Cáncer Society un diagnóstico de cáncer puede afectar la salud emocional de los pacientes, las familias y los cuidadores, provocando sentimientos comunes durante esta experiencia como: la ansiedad, angustia y depresión, así mismo los roles en el hogar, la escuela y el trabajo pueden afectarse.
Según el Instituto Nacional del Cáncer, la depresión afecta a una proporción de entre un 15% a 25% de los pacientes con esta enfermedad en las primeras semanas tras el diagnóstico de cáncer, recibir un diagnóstico significa también impactar los sentimientos de las personas y de todos los que los rodean.
Otros sentimientos a los que se enfrentará el paciente en su experiencia contra la enfermedad serán:
Frustración: ¿Tengo acceso a cuidados y medicamentos adecuados?, una vez entendida la enfermedad y superado el cataclismo inicial del diagnóstico, las preguntas se orientan hacia obtener más información sobre las tipologías de tratamientos disponibles en la región en donde se ubica el paciente. Es en ese momento cuando el impactado empieza a sufrir la frustración de quien comprende que la velocidad a la que se mueve la innovación en la ciencia y la implementación de estas tecnologías de la salud en algunos países, no coinciden en el tiempo y forma, especialmente en países de Latinoamérica en los que los programas nacionales de control del cáncer siguen faltando o solo existen en papel dado que los costos pueden ser percibidos como demasiado altos.
Confusión: los pacientes se enfrentarán a la falta de entendimiento y desinformación, sobre todo por la falta de fuentes confiables y entendibles que hoy existen enfocadas para el paciente, para enfrentar este sentimiento, es de vital relevancia incrementar campañas de concienciación para que los pacientes estén mejor informados e insistir en la generación de sitios de información fidedigna, avalada por los médicos especialistas que puedan resolver las principales dudas de los que se enfrentan a la enfermedad.
Impotencia: ¿Solo contra el mundo? Las personas con cáncer se sienten a menudo solas o distanciadas de los demás, dado que es difícil abordar el tema del cáncer con amigos o familiares o no pueden participar en los pasatiempos y en las actividades que solían disfrutar. Además, se encuentran en una situación en la que necesitan de mucha ayuda externa o sienten que dependen de los demás.
Lucha: Ser un paciente con cáncer después de la pandemia dista mucho de cómo se solía vivir esta enfermedad en el pasado. Durante la COVID-19, los ciudadanos se unieron de una forma inédita para apoyarse mutuamente y formar comunidad alrededor de los más vulnerables además de para exigir más acción tanto a los gobiernos como a las empresas.
Esta tendencia de comunitarismo ha llegado para quedarse y puede beneficiar a este colectivo de pacientes que, ahora más que nunca, se sienten fuertes para alertar sobre la necesidad de una educación más completa y generar campañas de grassroots o lo que es lo mismo, el derecho de las comunidades a unirse e influir en los asuntos que les afectan en su día a día.
Esperanza y Optimismo: mayor investigación, nuevos medicamentos, nuevos canales, Una vez que las personas aceptan que tienen cáncer y luchan por combatirlo, a menudo sienten esperanza y optimismo. Hay muchas razones para dejarse llevar por esta sensación: millones de personas que han tenido cáncer están vivas hoy en día, sus posibilidades de vivir con cáncer y de sobrevivir al cáncer, son mejores ahora que nunca y las personas con esta dolencia pueden llevar vidas activas, aun durante el tratamiento.
Pero los motivos de optimismo no acaban ahí: los avances en el tratamiento y el diagnóstico de muchos tipos de cáncer progresan debido a que los ensayos clínicos, especialmente con inmunoterapias, están aumentando y desarrollando muchos fármacos para combinar terapias, siendo muchas las compañías que han invertido años en el desarrollo de vacunas enfocadas a las células cancerosas y siguen investigando sobre cómo enfocarse en los tipos de cánceres específicos.
De acuerdo con Luis Anaya, Director Senior de Healthcare de LLYC, “Sin duda la industria farmacéutica se está esforzando en realizar grandes inversiones en investigación y desarrollo de tratamientos innovadores para luchar contra esta enfermedad que nos roba vida. Sin embargo, existen aún desigualdades y retrasos en la adopción de la innovación en perjuicio de miles de pacientes”.
Por tanto, si queremos atajar este problema persistente, el impulso de las alianzas público privadas para ofrecer una respuesta conjunta y mejorar los esfuerzos para controlar el cáncer deben ser determinantes y cada uno tiene que hacer su parte: desde los pacientes — siendo más cuidadosos con su tratamiento y partícipes en las exigencias que demandan a los gobiernos—, a las compañías farmacéuticas — priorizando nuevos tratamientos y alternativas como la terapia dirigida, inmunoterapia o medicina personalizada— así como los responsables de formular políticas en los gobiernos— poniendo el foco en el valor y beneficio para la vida del paciente.