Por Luis Salazar / Fotógrafo Cortesía
Monterrey, México. Información UANL. - Ramón de Hoyos y Misael Garza buscan crear el primer parque de captura de gases nocivos en México. Una hectárea de su sistema hecho de microalgas cubriría el déficit de árboles en la ciudad.
La contaminación del aire que padece el área metropolitana de Monterrey podría reducirse –de manera considerable– con el sistema de microalgas creado por dos biotecnólogos egresados de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL).
Además de buscar el primer parque de captura de dióxido de carbono en México, el proyecto ALIS (Algae Innovation Solutions), de Ramón Alejandro de Hoyos Cantú y Daniel Misael Garza García, ayudaría en el déficit de árboles que hay en la ciudad para contrarrestar los gases nocivos.
Resolver este problema es de suma importancia. Al año, a nivel mundial, hay más de siete millones de muertes debido a la contaminación atmosférica. En México, hay 25 mil muertes al año por los efectos de los gases del efecto invernadero, y hay aproximadamente cuatro millones de casos de asma en niños por la contaminación.
“Es un problema muy grave. Y la industria, el estado, la sociedad tienen que tomar parte en esto; todos en conjunto como alianza. Es lo que buscamos hacer, establecer una relación entre industria y estado en alianza con la academia”, mencionó Daniel Misael.
Los egresados de la carrera en Biotecnología Genómica de la UANL diseñaron un sistema especializado que capta los gases de efecto invernadero y otro tipo de partículas procedentes de la industria o el transporte; los convierte en proteínas, alimento para ganado, entre otras sustancias.
“Somos dos biotecnólogos que en realidad estamos buscando hacer algo para mejorar el medio ambiente de la ciudad de Monterrey y de cualquier ciudad que esté contaminada. Buscamos aplicar la biotecnología en la reducción de emisiones contaminantes en la atmósfera utilizando microalgas”, explicó Ramón de Hoyos.
Desde hace cuatro meses, su proyecto se encuentra incubado en el Parque Tecnológico Orion en la ciudad de Chihuahua, luego de ganar una convocatoria en dicho estado.
El 24 de junio, Ramón y Misael también quedaron entre los 15 finalistas del concurso Tiger Tank de la UANL.
Los egresados de la Facultad de Ciencias Biológicas de la UANL ahora desarrollan los prototipos Alfa y Beta de su sistema con el objetivo de madurar el proyecto y pensar cómo escalarlo e incorporarlo en puntos determinados de instituciones, empresas y particulares.
“Las microalgas las usamos porque son capaces del intercambio de Co2 por oxígeno o la respiración de los árboles. Pueden hacer este proceso 100 veces más eficiente que los árboles. También por su alta tasa de crecimiento. Es muy rápida”, comentó de Hoyos.
Luego explicó que toda la biomasa, que resulte del proceso, puede utilizarse para productos alimenticios, biofertilizantes, extracción de moléculas de interés farmacológico y cosmético.
Las microalgas y cianobacterias que mejor se acoplan a su sistema son la arthrospira máxima, aunque también utilizan haematococcus pluvialis, chlorella vulgaris y algunas nannochloropsis.
Ya tienen redactadas las patentes, aunque todavía no envían los registros, porque, dicen, aún tienen trabajo por hacer para perfeccionar el sistema.
“Acabamos de salir del concurso Chihuahua Innova, donde pudimos levantar un capital de 20 mil dólares por el 10 por ciento. Y nos trajimos a cuatro tiburones con nosotros para que nos acompañen en este trayecto; para que en realidad empiece a tomar fuerza y se realice el proyecto”, explicó Ramón antes de también conseguir el apoyo en Tiger Tank.
“Nuestro sistema tiene la capacidad de capturar 1.1 toneladas de dióxido de carbono al año. Si instalamos 17 hectáreas es como si tuviéramos otro Chipinque respirando. Superaríamos por mucho el déficit de la falta de seis millones de árboles en la ciudad y que sería una hectárea de nuestros sistemas”, explicó el biotecnólogo y emprendedor.