"Ellos son los que me daban ayuda con el niño porque como se muerde de su mano, me ayudaban con el psicólogo".
Por Imelda Robles
Monterrey, N.L., El Norte.- Y de pronto desaparecieron. Vecinos de polígonos de pobreza coinciden en que veían a los "aliados" con frecuencia hasta que un día, sin ninguna explicación, no volvieron.
"Nomás me dijeron que ya no estaban, yo pregunté por ellos y que ya se habían cambiado de ahí", dice Sandra Patricia Sauceda, de 37 años, quien fue a buscarlos a la "Casa Aliada", oficina que crearon en la Colonia Ampliación Municipal.
"Ellos son los que me daban ayuda con el niño porque como se muerde de su mano, me ayudaban con el psicólogo".
Sandra vive en un tejabán que se sostiene con palos y láminas en lo alto del Cerro del Topo Chico, sector donde en febrero del 2016 inició "Aliados Contigo", el programa insignia del Gobernador Jaime Rodríguez para combatir la pobreza en el Estado.
EL NORTE evidenció ayer que tras la salida de la activista Consuelo Bañuelos, los jóvenes, llamados "aliados", que integran el proyecto, recibieron la orden de ya no trabajar en las zonas marginadas.
La nueva indicación fue aplicar encuestas en colonias de clase media y media alta.
"Son los que andaban con un chalequito café, sí, siempre nos echaban la mano en cuestiones de sacar una papelería", expresa Gabino Martínez, de 29 años, vecino de la Colonia Gloria Mendiola.
"Pero el que estaba con nosotros ya no vino, que lo mandaron a otro lugar".
Perla Salas es mamá de cinco hijos. Su esposo es intendente en un edificio y lava autos en las calles. Habitan en un tejabán en el cerro rodeado de piedras y escombro.
"Sí estuvieron regresando y después ya no. Dijo supuestamente que si necesitábamos ropa o cama, o así. Y no, ya no regresó", comenta.
En la Colonia CROC, Martha Dimas, de 44 años, tiene un hijo de 17 años que ya no estudia y deseaba un apoyo económico para inscribirlo en una escuela de futbol. Un "aliado" le dijo que analizaría su petición. Tampoco volvió.
En García, en la Colonia Avance Popular vive Maribel Hernández, de 32 años, mamá de cinco hijos. Ella fue a buscar a los jóvenes a la oficina que abrieron en Ampliación Nogales para pedirles apoyo porque necesita unas actas de nacimiento.
"Me dijeron 'es que ellos ya no vienen, tienen dos semanas que ya no vienen'. Que se van a San Nicolás", platica Maribel.
"Los he ido a buscar, pero ya no se encuentran".
