Monterrey, México. (UDEM).- El coronavirus tomó por sorpresa al mundo, tras el revuelo causado los diferentes países tratan de encontrar la mejor fórmula para prevenir su esparcimiento, pero el objetivo principal es encontrar una cura para evitar que más personas sean afectadas.
En estos momentos, varias entidades alrededor del planeta están trabajando a marchas forzadas para encontrar una vacuna para el COVID-19 y, con esperanzas, una cura para la enfermedad que ha infectado a más de 750 mil personas en unas cuantas semanas y causado la muerte de miles.
Los esfuerzos
Poco después de que inició la crisis del coronavirus en Wuhan, China, a finales del año pasado, se ha estado pensando en la creación de una vacuna. Sin embargo, siendo esta una crisis sin precedentes la elaboración de una vacuna no es tan fácil.
“Una vacuna es una sustancia o una preparación destinada a generar inmunidad contra una enfermedad y esto lo va a hacer a través de estimulación de la producción de anticuerpos. Esto quiere decir que una vacuna busca una sustancia o una parte del virus que sea inocua, es decir, que no cause enfermedad en las personas, pero que sí despierte anticuerpos, que son sustancias que nos defienden de los virus y de las bacterias, y que estos anticuerpos que genera esta vacuna nos proteja para no adquirir esta enfermedad”, explicó el doctor Luis Sánchez López, infectólogo y profesor de la Universidad de Monterrey.
Lo que se busca con una vacuna, en forma generalizada, es que uno no se enfrente a la enfermedad; que no se enferme pero que sí tenga los anticuerpos para que no le de este problema”, agregó.
El doctor compartió que ahora existen registrados siete estudios de vacunas, los cuales ya están trabajando en personas o están a punto de hacerlo, mientras que la BBC informó que en total se encuentran 20 posibles vacunas en distintas etapas de investigación y desarrollo. Por otra parte, la Organización Mundial de la Salud anunció el lanzamiento de la prueba mundial de cuatro posibles tratamiento para el COVID-19: remdesivir, un medicamento antiviral para el ébola; cloroquina e hidroxicloroquina, contra la malaria; ritonavir, un tratamiento contra el VIH; e interferón, medicina para la hepatitis.
“Reportan que los primeros datos de los estudios los vamos a tener hasta diciembre de este año. Entonces de estas vacunas todavía falta reclutar a las personas, darles el seguimiento y ver si funciona la vacuna. Si una llegara a resultar favorable, entonces la producción a nivel mundial tardaría unos seis meses, en el mejor de los casos”, dijo con cautela Sánchez López.
¿La cura que necesitamos?
Aunque existan muchos esfuerzos y colaboraciones, tomará mucho tiempo en que un tratamiento específico o una vacuna lleguen a manos de las personas, explicó el especialista.
“Se le tendría que aplicar primero a las personas que tienen mayor mortalidad cuando se enferman del COVID-19, estos serían los diabéticos, hipertensos, personas con obesidad y arriba de 65 años, estos serían los principales objetivos de la vacuna.
Pero en una pandemia, prácticamente se aplicaría a todas las personas que aún no hayan sido infectadas con el coronavirus”, señaló.
Por otra parte, el profesor advirtió que una vacuna no es una solución mágica a la crisis médica mundial que se vive actualmente.
Esta vacuna no erradicaría el COVID-19, sería un medio de control únicamente. Cuando hablamos de medicina de erradicación estamos hablando de que una enfermedad ya no se presenta por que ya no hay virus circulando, el único ejemplo de esto a nivel mundial es la viruela… Lo que se busca con las vacunas es dar un control paulatino”, comentó.
Mientras esto se resuelve, el doctor recalcó que la mejor manera en evitar enfermarse de este coronavirus es evitar salir de casa en medida de lo posible, lavarse las manos con regularidad, usar gel antibacterial, no tocarse la cara, limpiar las superficies con sustancias cloradas, entre otras medidas.