Los bosques que Faber-Castell posee en Brasil fueron plantados hace más de 30 años con el objetivo de asegurar un suministro sostenible de madera para la creación de sus lápices. Hoy en día, estos son también un refugio para especies de animales y plantas. Entre ellos el lobo Aguará Guazú .
Ciudad de México.- Hace más de 30 años, Faber-Castell lanzó un proyecto forestal sostenible único, que abarcaba unas 10 mil hectáreas de tierra en el Sureste de Brasil que habían quedado desoladas por la excesiva ganadería. El pino de los bosques de Brasil, de rápido crecimiento y certificado por el Forest Stewardship Council (FSC), abastece hoy a la mayor planta de producción de lápices del mundo en São Carlos (SP), que produce más de dos mil millones de lápices de madera por año.